Hay
una ciudad en la que puedes encontrar, si la suerte y Má Clacia te lo regala,
un hombre que te va llevando por un tour de respuestas y espacios para soltar
todas aquellas dudas y miedos que el andar te va montando en la espalda. Esos
caminos te los presenta el Señor Amontv.
Este
señor es bastante difícil de explicar con solo un adjetivo, por eso permíteme,
querida lectora, describir al Sr. Amontv y su particular actividad en los
siguientes párrafos.
Para
iniciar debo informar que Sr. Amontv tiene como oficio mostrar los caminos de
su ciudad, que gracias a su sabiduría, no solo pasan de calle en calle, sino
que atraviesan tu cuerpo y forman una experiencia que consigue desatar los
trancones del alma. Esto parece muy inverosímil y más bien, bastante poético.
Tiene un poco de las dos. El Sr. Amontv te lo advierte desde el principio, enviándote
un mensaje que justifica su aparición gracias a circunstancias aureáticas y
energéticas. En ese momento solo parecen frases de cajón que no estuvieran
relacionadas a la experiencia que se vivirá en las horas a seguir, pero lo
cierto es que esconden la clave de la relación a crear.
La
apariencia de este hombre no es sorprendente, es más bien discreta y llena de
gestos tímidos y condescendientes. Es posible que, a primera vista, ni te
imagines que él pueda hacer tanta cosa como lo he anunciado al inicio de esta
narración. Sin embargo, en la medida que el tour comienza vas descubriendo sus
profundos ojos, disimulados por sus gafas, que muchas veces se cierran mientras
él habla, nunca supe si era maña inadvertida o algo consciente, de cualquier
forma, esto le otorga un misterio que despierta curiosidad por parte de quien
lo escucha. También, comienzas a advertir que su nariz es un fino dedal que
señala hacia tu boca provocando imperceptibles deseos hacia ella. Su cuerpo
delgado cuenta con la altura perfecta para posar cabezas en su pecho amplio.
Posee un par de piernas gruesas, a la medida de su proporción, que te pueden
cargar, dar conforto y apoyar, solo de ser necesario. El gesto que forman sus
cejas, pestañas, boca y barba es de una hermosura infantil que progresivamente
se presenta, primero maduro, luego inteligente, para después completarse
suspicaz, divertido y particularmente popular. Todo esto completa un conjunto
muy atractivo que, al verlo de lejos, no puedes dejar de admirar su singular
belleza.
El
tour comienza con la visita a ciertos lugares dónde las historias de amor se
presentan a través de puentes, jardines, hoteles, mansiones, pinturas, pianos y
altillos. Gracias a la politonal voz del Sr. Amontv puedes imaginar
perfectamente los personajes narrados por él, acompañados de cada uno de los
detalles que el habilidoso orador cuenta. También te lleva por historias de indignación
e injusticia que te hacen ver su alma insurrecta y su espíritu combativo. Todo
esto te lo hace compartiéndote un delicioso mate (como nunca antes lo degusté)
que le da un auténtico toque al paseo. Con mate en mano, te lleva a la
maravillosa isla de los cipreses, luego a senderos de árboles altos en donde
reafirma su postura frente a este planeta lleno de maleza humana. Habla con
orgullo y amor de aquel viejo que ha decidido gobernar como el pueblo que lleva
en su sangre, negándose a dejar su chacra, su perra y sus alpargatas. Allí la
admiración por su forma de ver el mundo, comienza a crecer.
En
ese trayecto, él te invita a caminar por estrechos senderos de estilo japonés,
que van abriendo el surco que muestra los tapones de tu alma. En medio de la
tranquilidad de peces, flores y hermosos árboles otoñales, sus palabras empatizan
con tu ser. La calma allí vivida es tan fácil de sentir, que ya empiezas a
querer agradecer con más que unas "gracias".
Como
todo un buen orientador, el Sr. Amontv, te deja disfrutar de un lindo atardecer
enmarcado por un malecón y varios edificios. Su apariencia de extremo respeto
levanta más misterios. Misterios que invitan a romper la distancia hasta ahora
creada a través de licores y buena charla. Sus reacciones frente a la conversación
te impulsan a acariciar su rostro y ofrecer un abrazo. Sin embargo, la noche aún
no se abre para esas licencias.
Tu
alma será atravesada por las calles de esta ciudad cuando el Sr. Amontv te
revele los secretos históricos del centro de la urbe. Allí tu cuerpo comienza a
reaccionar a sus interpelaciones con la seria voluntad de ultrapasar las
fronteras que existen entre tu boca y la suya. Después de algunas excitaciones escultóricas,
se cruza la barrera y logras sentir sus besos y su maravillosa nariz que sabe
besar tan bien como sus labios.
Después
de este punto los paisajes y él se funden en un solo placer que pareciera no
tener fin. Su cuerpo se despliega como geografía mansa, bien de pampa, con altiplanicies
acolchadas, ríos dulces y vegetación de carnosas frutas y suaves cáscaras. El clima
de esta geografía es constantemente cálido, ardiente. Te sorprende las brisas
que refrescan un temporal de intenso calor, pues la sensación sobre el cuerpo y
el alma comienzan a interactuar intensamente sobre aquellos nudos del espíritu,
entre un ardor y el siguiente. Tu ser, que para ese punto ya ama al Sr. Amontv,
es amasado por él. Sus suaves e intensos movimientos te dejan percibir como ese
amor sentido puede ser libre. Los pensamientos vienen y van, y entre tanto, lo
enmarañado se siente suelto, cada vez más ligero, menos angustiante y bastante placentero.
Los dolores sentidos en el pasado, se transforman en experiencias necesarias para
la vida. Las palabras del Sr. Amontv te ayudan a incorporar otra forma de amar,
que libera este sentimiento de la carga injusta que se le ha dado. No bien
sientes el placer del entendimiento, cuando ya te coge otra, y otra y otra ola
de calor, que junto a él se disfruta hasta el punto más profundo del río, dónde
tanto dentro como fuera, lo líquido riega todo el terreno mixto y combinado.
En
medio de una visita al café con nombre de país vecino y atmósfera de nostalgia,
admiración y orgullo por aquellos hombres que se sentaron en sus mesas a componer
palabras que ayudaron, y ayudan, a encender luchas y derrocar imposibles, una
nueva ficha es movida por las sutiles corrientes que el Sr. Amontv envía. Sin
advertir, logras comprender que además de que el amor, para ser libre, necesita
vivir el presente y no cargarse con angustias pasadas, ni con responsabilidades
futuras, puede aparecer y desaparecer sin causar daño y sin tener prerrequisitos.
Amas, simplemente, amas. Por un día, por un momento, por un suspiro.
Sin
grilletes que estanquen las sensaciones amorosas, te entregas al sin número de manifestaciones
que van apareciendo provocadas por las rutas que el Sr. Amontv te sigue
presentando. Este nuevo estado te trae tanta felicidad que el tiempo occidental
no consigue encajar. Las horas pasan de forma tan rápida por los relojes de estilo
sueco, dada la imposibilidad de este por entender otra forma de tiempo que no
sea la estandarizada y cartesiana. Aun así,
y sabiendo que el tiempo junto con el Sr. Amontv es finito, el disfrute no
para y la felicidad no disminuye.
Acercándose
al punto final de este viaje, el Señor Amontv llega al cenit, regalándote un
paisaje inclasificable. Su hermosura es tan inconmensurable que aún no existe
adjetivo que lo describa. La visual conjuga al sol poniente con la luna
naciente. El primero te ofrece los más ricos tonos del rojo y del azul, las nubes
que lo rodean dibujan cóndores de alas abiertas, enfatizando en el amor
descubierto. Por su lado, la luna se sienta sobre el más bello lila. Discreta,
va convirtiéndose en un borroso círculo que, según el Sr. Amontv, es producto
de la mano del mismo artista que ha engalanado el pueblo que nos recibe y, que
con este gesto, nos saluda recordándonos que estamos en la tierra que lo hospedó
por muchos años. Cómo se disfruta el acogedor pecho del Sr. Amontv, que te atalanta
de las primeras brisas invernales.
Extasiados
los ojos, este señor los refresca dejando que descansen, pero sin parar el disfrute
sensorial. Te lleva a un lecho donde, a través de los oídos, el placer continúa.
Con la música de la mar acariciando la playa, te riega toda de caricias y besos,
sorprendentemente animales. Con el cansancio y el éxtasis de conocer otra
región de la geografía del Sr. Amontv, duermes la última noche.
En
la mañana de la despedida, tomas el primer alimento admirando tanto el hermoso
perfil del Sr. Amontv como las bellas playas que te dieron buen sueño y feliz despertar.
Yo sentí la necesidad de agradecer a Yemanyá y a Má Clacia el encuentro de este
hombre. Él, por su parte, agradeció mi agradecimiento.
Voces
mapuches llegaron para llorar nuestra despedida, mientras que nuestros amores
no dejaban de sentir felicidad por los días vividos. Un breve momento de quietud,
ojos conectados y cuerpos enlazados, antes de la separación, acentuó esa
felicidad. Dejé que fuera el vehículo que me separaba del Sr. Amontv, el que me
quitara su imagen física, que saltaba de alegría con gestos de amor. Después de
esto, quedé en un silencio tan pleno que solo las ganas de contar esta
experiencia lograron quebrar.
Seguramente
cada ruta que el Sr. Amontv presenta es diferente, cada una traerá un nuevo
sentir, otros sorprendentes paisajes. Por eso, querida lectora, ve en busca de
este señor. Hágame caso: hágase un bien. No te pierdas de su magia y
descubre, con su ayuda, esos secretos que dentro de ti, se esconden. De
paso, dale un beso de mi parte, y dile que cómo él predijo, sigue estando en mí.