lunes, 26 de marzo de 2012

¿FELIZ DÍA DEL TEATRO?



Rabinal Achí
Más de 3.000 años cumple el teatro, esta actividad que acompañó a los primeros hombres y mujeres que pisaron estas tierras desde África dejándonos sus máscaras y rastros de ritos dramáticos, para luego empezar a tomar forma en Egipto y sus majestuosos ritos faraónicos que seguramente influyeron a lo que conocemos como el origen del teatro en la antigua Grecia, que nos ha sabido dar tan buenos y sublimes manjares como Esquilo, Eurípides, Sófocles y bueno, aunque le tenga que contradecir para la aplicación en nuestras sociedades, el gran Aristóteles que nos dejó los primeros textos teóricos sobre el teatro y su quehacer. Eso por ese lado del mundo. Por este, el teatro Maya, Inca que sirvió después, para ocultar códigos en los intentos de resistir a la hispanidad, recuerden el Rabinal Achí y el Ollantay. Bien, me aprendí la lección de historia del teatro antiguo, espero alegrarte Esquinitas.

En fin, la cosa es que hoy conmemoramos este oficio que nos ha sabido presentar la humanidad de tantas formas que siento escalofríos al pensar la complejidad de mi especie. Sí, es a través del teatro que nuestros pueblos se han sabido ver, mucho antes de que existiera el espejo y de que embaucaran a nuestros indígenas con tan alienante objeto. Es este nuestro oficio, mi oficio que ha sido imprescindible para la humanidad, en todos los momentos de nuestra historia sobre este planeta, no hemos podido dejar de hacer teatro, así el mundo se congelé de polo a polo, o se abra en dos separando la África de la América, así nos matemos y rematemos y contra matemos en guerras mundiales, civiles, frías o de 1.000 días, seguimos haciendo teatro, contra dictaduras y popularismos, a favor del amor o del dinero, se sigue haciendo teatro.

Santiago García en Quevedo.
La celebración para este año tiene una nota especial para nuestra Colombia. En este 27 de marzo de 2012, no solo celebraremos un cumpleaños más del teatro sino festejamos la obra del maestro Santiago García sin poder dejar de nombrar al Teatro La Candelaria. No quisiera alargar mi nota (sé que hay muchas más sobre el maestro que pueden ser más completas de lo que yo con mis cortos 19 años puedo contar) argumentando porque este gran, maravilloso, loco, enamorador, rebelde y brillante hombre de teatro es nombrado como Embajador Mundial del Teatro, por el Instituto de Teatro Internacional de la UNESCO. Lo que si quisiera anotar es que es un orgullo caminar por estas tierras latinas, diciendo soy colombiana, soy actriz y no recibir la repetida pregunta sobre las FARC, sino el reconocimiento al maestro Santiago, pues es en sus teorías y obras, en sus comentarios y noticias que supo contar, criticar, analizar y proponer un país, una América y una historia de esta Colombia de los últimos cincuenta años y que ha sabido entrar muy bien en los círculos artísticos latinoamericanos y europeos como un hombre de grupo que hay reconocer, estudiar y admirar.

Pero muchos y muchas se preguntaran para que celebrar el teatro y las personas que aún lo hacen, cuando este ya debería estar en el museo. Lo que deberíamos celebrar es un día de la televisión o del celular, ¿qué digo? smartphone, table o iphone. Tantos aparaticos (no crean que son ellos como robots vivientes) que han sabido y saben cada vez más como consumir nuestras vidas, como irnos encerrando a cada uno en una cajita que cada vez es más pequeña, más delgada, más cómoda. Relato: una noche en una plaza llena de mesas, gente, cervezas, música, vi un trio de humanos, cada uno y una de ellos poseía alguna de estas cajitas en sus manos y durante más de 20 minutos su concentración solo estuvo en la pantalla brillante que resplandecía entre sus dedos.

Carlos Araque en Memoria del Poeta Insepulto. Vendimia Teatro
Es aquí donde grito que ¡Viva el teatro!, por favor, que viva el teatro. Colegas es esta nuestra arte que tiene en sus tablas la posibilidad de un mundo diferente, imaginado, soñado, imposible, mítico que nos puede presentar o recordar formas de relacionarnos, de recuperarnos. Lo repito sin cansarme, como Galeano o Canclini, hoy solo somos Nike, Apple, Fox, McDonald´s, Lady Gaga  o en el más pobre de los casos Shakira. Díganme idealista, ingenua,  pero sé que el teatro ese de paso lento, de uno a uno, puedo sacarnos de estas formas y devolvernos nuestra humanidad. Es esta arte escénica, como la danza, la que se da el gusto de sentir, oler, oír, percibir a su público, al espectador que se salé de la rutina y de lo impuesto por alienación para compartir una noche con nosotros, con el teatro. También sé que el discurso de la gestión, financiación y administración cultural me echará encima a la masa y me afirmará que el teatro puede ser una exitosa empresa si se amalgama con la unicidad de la globalización y el show impersonal y multitudinario.

Strip-Tease de Vendimia Teatro.
Hoy, en pleno 2012, les digo, no. Sigo creyendo en el teatro de pocos, en ese teatro que puede ver a los ojos y sentir gusto o disgusto, en ese teatro que no quiere patalear hasta parecerse a los shows televisivos ni espectáculos majestuosos, en ese teatro que se encuentra con el otro, con la otra, sin efectos de última tecnología, sino solo a través de nuestros sencillos pero poderosos sentidos. Muchas veces me divierte como podemos jugar con estas nuevas tecnologías en las tablas, sin olvidar que existe, a pocos metros, una persona que me puede sentir y oler.

Hoy quiero celebrar el día del teatro, el día de las relaciones creativas y creadoras entre hombres y mujeres, entre pueblos y ciudades, entre humanos. Sin más canales que nuestros propios sentidos, que nuestra propia percepción, sensorialidad, y entonces déjenme gritar ¡Feliz día del teatro!

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